Amanecer solar - Tejiendo unidad

Los Pilares de Evolución Pleyadiana

En las Pléyades hubo 7 estrellas que trabajaron juntas para restaurar su hermandad, para constituirse como una célula.

Ellas, las estrellas pleyadianas, dejaron plasmadas las 7 bases que transitaron para evolucionar en conjunto, cada una reparandose y constituyendose a sí misma, enviando esa reparación a la otra estrella, unificando el tejido de hermandad desde lo individual hacia lo colectivo.

La estrella Atlas tomó la impronta para sanar la energía masculina del sistema, sumergiendose en una limpieza y purificación profunda de la inarmonía heredada y transitada por los pleyadianos a lo largo de los tiempos en los que experimentaron la dualidad, la luz y la sombra.

Sí, los pleyadianos experimentaron la sombra y fue desde ella que se elevaron hacia ser la luz pura que hoy sentimos en ellos.

Taygeta fue la estrella que tomó la misión de sanar el registro de la energía femenina. Maia realizó el trabajo de limpieza y sanación respecto a la carencia en el sistema, sellando vacíos, abandonos y necesidades no resueltas en la historia pleyadiana.

Pleione tuvo un propósito de total compasión y amor incondicional, pues fue la estrella pleyadiana que trabajo en la asimilación del perdón de todo aquello que era necesario ordenar y llevar a la paz en cada parte del tejido pleyadiano. Pleione abrazó y sostuvo la frecuencia del amor en cada registro de resentimiento y rencor.

Asterope fue energéticamente un boomerang que lanzaba lazos de luz hacia el pasado neutralizando las improntas kármicas y disolviendo así la rueda kármica de repeticiones.

Merope fue la estrella encargada de sostener y activar los dones y facetas de luz de la historia pleyadiana encendiendo y pulsando la sabiduría de la memoria pleyadiana hacia todo el sistema. Fue la estrella-biblioteca, el bardo estelar que recordaba la luz sembrada en los caminos pleyadianos que incansablemente cantaba la grandeza adquirida con las experiencias. La herencia siriana también formaba parte de la música celestial emitida por esta estrella.

Y así llegamos a la séptima estrella, Alcione, el cerebro y sistema nervioso central de Las Pléyades, quién tomaba toda la evolución ofrendada por la demás estrellas para asimilarla, integrarla y enraizarla, generando y activando el poder cósmico pleyadiano. Actualizando constantemente el sistema, emitiendo y sosteniendo el voltaje de la energía para tejer la célula pleyadiana: la conciencia integrada y unificada de todo lo que habían sido, eran y serían los pleyadianos.

Un camino tejido de lo individual a lo colectivo, un trabajo unificado, cada una consciente de su misión y de la misión de las otras.

Una evolución codificada y entregada a la humanidad en las Claves Tonales Pleyadianas, para que nosotros, seres humanos, simplemente sigamos sus pasos. Pues el camino ha sido trazado, las señales han sido marcadas y las 7 hermanas iluminan el sendero, guiando y acompañando.

Y aquí estamos, caminando, siguiendo los pasos pleyadianos.

Alba Hernández